lunes, 22 de abril de 2013

Buenos Aires - París - Bucarest

Niños hambrientos en el "Pequeño París"
A continuación comparto un artículo escrito por un camarada argentino en el que hace una excelente comparación entre Bucarest y Buenos Aires,  dos ciudades plenas de pobreza que comparten también el hecho de que la oligarquia local y nacional venden el periodo de entreguerras del siglo XX como una época dorada, en el caso de la capital rumana la conocida como "el pequeño París".

Como bien señala Enmerkar, en ambos caso, tanto en el de Buenos Aires como en el de Bucarest, esa supuesta época gloriosa es tan solo una mentira, pues en realidad los palacetes estilo parisino eran solamente la pequeña fachada de un gran desastre, disfrutada solo por una minoria sostenida en el sufrimiento y la miseria en la que trabajaban y vivian la mayoria de los capitalinos.

Por supuesto que el artículo señala algo importante: que, al contrario, es lo que precisamente es la parte de la historia que la oligarquia suele demonizar en el caso de Bucarest: "durante la época del gobierno comunista (1945-1989) fue una ciudad para todos. Se abrieron las calles, se construyeron viviendas para los trabajadores, se mejoró el transporte público, al cual no le dispensó nunca mucha atención la oligarquía cuando estuvo en el poder".

En fin que, al final, el camarada cita una entrada de este blog donde se desmitifica esa falsa imagen creada por la burguesia y la oligarquia rumana sobre las glorias del Bucarest interbélico que, como suele pasar en las ciudades construidas en una dictadura del capital (tanto si está escondida bajo la etiqueta de una democracia o es sinceramente fascista), era para el difrute de muy pocos y para el sufrimiento de los muchos.

La literatura rumana está también llena de descripciones de ese Bucarest miserable de entreguerras (El lecho de Procusto, de Camil Petrescu, Carretera del Norte, de Eugen Barbu, etc..,  muy al contrario que la actual que, en linea con la cultura mercantilizada del sistema, solo cuenta lo que al régimen le interesa, y suele esconder lo que más molesta.


"BUENOS AIRES, PARÍS, BUCAREST

Buenos Aires se parece a París
Bucarest se parece a París
Bucarest se parece a Buenos Aires


Vamos a hablar un poco de las ciudades de este mundo. Bueno, al menos como para distender un poco, sin olvidarnos de dónde estamos parados.

Lo importante es contarles a todos que Buenos Aires, la "París" de América del Sur, como le dicen, tiene un equivalente, por así decirlo, en la península de los Balcanes (Europa Oriental).

Se trata ni más ni menos que de Bucarest. La oligarquía de Rumania impuso un estilo de construcción que priorizó los palacetes de tipo francés. Y por eso la impronta de la ciudad de entre guerras fue la del "Micul Paris", que disfrutaban los ricos pero que sufrían los pobres, quienes en los arrabales no tenían ni un mísero bulevar, parque, plaza, espacio de recreación que les permitiera de a ratos distraerse de su miserable vida.

Porque ustedes sabrán bien, si alguna vez pasaron por las malas, que nunca un barrio ajeno de palacetes les podrá distraer la vista, sino que, más bien, los va a subsumir en su propio destino que les brindó el mercado, porque no se esforzaron lo suficiente, no se adecuaron a lo que les exigía. Y ni qué hablar del abandono propio.

En eso Bucarest y Buenos Aires se parecen, ¿no es cierto? Ninguna de las dos ciudades fue el centro del mundo jamás. Ambas albergan hoy día pobreza. Y contrasta con ella la opulencia de los barrios de parques siempre verdes donde los chetos y las chetas tienen todo el tiempo del mundo para elucubrar cómo subirse a los hombros del resto del pueblo.

Tanto la oligarquía rumana como la de Argentina nos han vendido que la Buenos Aires de principios del Siglo XX o el Bucarest de entreguerras eran la realización de una era de oro.

Aunque la diferencia sustancial es que Bucarest, durante la época d
el gobierno comunista (1945-1989) fue una ciudad para todos. Se abrieron las calles, se construyeron viviendas para los trabajadores, se mejoró el transporte público, al cual no le dispensó nunca mucha atención la oligarquía cuando estuvo en el poder. Y después, lamentablemente, la ciudad vuelve los pasos desde el golpe de estado que asesinó al último presidente comunista Nicolae Ceausescu (1989). Es así: lo más difícil es mantenerse. Porque sino, los privilegios de pocos, vuelven.

Lo que quiero destacar, pese al comentario social que nunca voy a eludir, es la belleza -para qué negarlo- de esos edificios de estilo francés, con los cuales compartimos, sin duda, una identificación, la "reina del Plata" y la capital balcánica. Las dos, también, son ciudades latinas, herederas, como Madrid o París, de la cultura románica. Y en eso, insisto, uno bien puede sentirse cercano a Bucarest y por qué no, al pueblo rumano.

En otra oportunidad les comento lo que fue de Bucarest en la época de la Guerra Fría. Ahora les dejo un video con imágenes de archivo de la TV rumana, y un artículo publicado en el blog Un Vallekano en Rumania(se los recomiendo si quieren conocer Rumania, su cultura, su historia), en el cual se desmitifica el "Micul Paris": http://imbratisare.blogspot.com.ar/2009/07/desmitificacion-del-micul-paris-por.html"


El  video al que se hace relación en el artículo se puede ver en el blog  Las cavilaciones de Enmerkar

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por subirlo, José Luis.

A mi me sorprendió la similitud de las historias de ambas ciudades en ese aspecto, y sobre todo cuando toman un "modelo" en otra ciudad, pero del centro capitalista mundial, como lo es París.

Y ahora es el horrendo diseño cuadrado importado de Nueva York lo que impera.

Saludos socialistas.

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